Los montacargas pueden ponerse en marcha gracias a que tienen dos pesos opuestos a los lados, por los cuales pueden ser funcionales en su labor, además de un centro de gravedad que proporciona estabilidad, y por lo tanto seguridad en las labores que con ellos se llevan a cabo, particularmente carga, descarga y desplazamiento de mercancía y materiales de un lugar a otro.
Para el caso de objetos muy pesados o que por su tamaño esta maquinaria no pueda levantar o cargar, se puede utilizar la función de remolcar, que con la ayuda de una cadena, lo que hacen es jalar a cierta velocidad la mercancía o material necesario de un lugar a otro. Con este tipo de función se evita el trabajo manual, es decir, que varios trabajadores deban arrastrar la mercancía o cargarla de a poco hasta su destino final, o en donde vaya a almacenarse, mientras se utiliza o es entregada al cliente, ahorrando así tiempo vital de trabajo que puede utilizarse en otras tareas que también resultan importantes.
De la misma manera, en vez de remolcar se pueden empujar diversos objetos, cajas o materiales hasta el lugar que se requiera con la ayuda de esta maquinaria especial, y únicamente con el trabajo que debe realizar el operador sin que otros empleados deban abandonar sus puestos para arrastrar o cargar mercancía. Solo en algunos casos muy específicos en los que se trata de mercancía muy pesada o de gran tamaño que de cierta manera quita visibilidad a quien opera la máquina, se puede requerir de la ayuda de una o dos personas que puedan ir indicando al operador hacia dónde maniobrar para lograr colocar los materiales en el lugar correcto.
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